Porque lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible, Mr. Jobs

Hoy hace justamente 2 años reflexionaba sobre la reciente, en aquel momento, desaparición de Steve Jobs en «¿Y por qué no, Mr. Jobs?».

Sin ser un gran seguidor de los productos de la compañía americana, el fallecimiento de Mr. Jobs me hizo poner google patas arriba. Tanto que terminé comprando, y leyendo, su biografía… No era difícil, además todas las redes sociales ardían tras el fallecimiento del visionario, encontrar todo tipo de información y anécdotas. Y todos los que se movieron un poco se dieron de bruces con aquel video de la Universidad de Stanford, por poner sólo un ejemplo.

El caso es que me preguntaba, como muchos otros lo harían, si la desaparición de Mr. Jobs se reflejaría, de alguna manera, en los productos de Apple.
En estos dos años han salido algunos productos nuevos, dos Iphone si no me equivoco, el Ipad Mini, del que el mismo Steve Jobs no era partidario, pero realmente nada innovador o realmente novedoso.
Parece ser que los números de Apple siguen saliendo, pero me pregunto hasta cuando. Casi todo lo que lees de Apple continua siendo bueno, pero no hay que olvidar el daño que le ha hecho la compañia coreana, de la que a estas alturas no hace falta mencionar su nombre, al grande americano.
Ambos siguen enfrascados, desde poco antes de la muerte de Mr. Jobs, en diversas demandas, en un sentido y en otro, por patentes de hardware y de software. Algo que a los usuarios nos importa bastante poco, ya que lo normal será que cuando un juez quiera fallar a favor de uno u otro, es más que probable que los dispositivos en cuestión hayan quedado totalmente obsoletos.

Han pasado dos años justos y yo sigo con el mismo portatil, con el mismo PC y con el mismo iPod Shuffle.
Quizá aquel momento, tal y como me preguntaba, sí era el mejor para el cambio, pero … Lo dejé pasar.

Ahora, sin embargo, lo tengo aún más claro, pero en el otro sentido. No es el momento.

Y no lo es, entre otras razones de peso, porque creo que Apple, actualmente, vive de la inercia; de la inercia y de la impronta que dejó Mr. Jobs. De esa misma inercia que puede alimentar una relación entre dos personas durante años, pero cuyo destino inevitable es el fin.

Mr. Jobs, baje del pedestal, de las alturas y ofrezca un poco de luz a Tim Cook. Su amigo Tim, ya ha hecho lo propio yéndose de excursión a reflexionar sobre la amistad que les unía y sobre las huellas que Vd. dejó en el universo, tal y como él mismo dice en su «tuit«.

Yo, mientras tanto, como lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible, tal y como decía Talleyrand, prefiero quedarme con el mismo portatil, con el mismo PC y con el mismo iPod Shuffle.

Esta entrada fue publicada en Entradas miscelánea. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *