Día 15: Assilah – Tánger – Algeciras – Guadiaro

Día 15
Etapa: Assilah – Tánger – Algeciras – Guadiaro
Km.: 84
Alojamiento: Hotel Clásicos

Madrugamos con la intención de llegar lo más pronto a Tánger por si sale algún ferry cuando lleguemos, para así poder terminar la etapa en mi pueblo, en Cambil (Jaen). Este es el plan y bueno, veremos si se cumple, porque hoy el día se ha levantado chungo de malo.
Nada más salir de Assilah, oigo un ruido en mi moto que no me parece muy normal, pero no se lo que le pasa, el caso es que algo no va bien. Paramos y le describo a Javi lo que percibo. Ni lo duda, la cadena. Está tan destensada que no puedo continuar así. No tenemos la llave necesaria para tensarla. Pero cosas que pasan, un camionero que anda por allí, se nos acerca y rápidamente nos da la solución. Aparece a los pocos minutos con la herramienta necesaria. ¡Qué bien!, podemos tensarla y continuar. El buen hombre nos la regala por si volvemos a tener el mismo problema. Y menos mal.

Al llegar al puerto de Tánger, la situación está algo complicada. Hay un temporal tremendo, pero no han suspendido los trayectos a España, así que compramos los billetes y embarcamos en el próximo que sale. Calculamos que a las 16 hr estaremos en Algeciras y si todo va bien, llegaremos a la noche a Cambil para cenarnos un rico choto al ajillo.

Nosotros seguimos viendo el mar bastante feo, pero si siguen sin suspender travesías, pues nada, ellos sabrán más que nosotros.

Una vez embarcados, pillamos un buen sitio para poder acomodarnos lo mejor posible.

Fijáos bien en esta foto, así es como la gente estaba nada más zarpar…

Y aquí es dónde comienzan las siguientes ocho horas más largas que he pasado, o por lo menos que recuerdo. La travesía fue un auténtico horror. El temporal era tal que el barco parecía que se iba a partir por la mitad. Era un constante subir y bajar, hacia un lado y a otro, olas gigantescas golpeando con saña contra el pequeño ferry. El panorama estaba así: gente tirada por los suelos, algunos como delirando; bolsas de… (ya sabéis), por todas partes; objetos cayéndose continuamente… Si la ida me pareció tremenda, esto lo supera con creces. Los más atrevidos y los estómagos más fuertes, andaban inmortalizando con sus móviles y cámaras de video lo que estaba ocurriendo. Si tenías que ir al baño, tenías que hacerlo agarrándote fuertemente a todo lo que tuvieras a mano o dejándote chocar contra personas, sillas, paredes, etc. De nuevo siento que ciertas situaciones extremas, son muy difíciles de describir. Según mi criterio, ese ferry no debía haber zarpado, fue un riesgo… ¿o tal vez una imprudencia?.

Yo no podía dejar de pensar en las motos, de esta si que ya es difícil que salgan vivas, los coches deben de estar ahí abajo como andamos nosotros aquí arriba, de un lado a otro.

Así es como la gente estaba en lo siguiente a «nada más zarpar»

Mi amigo si que lo pasó mal, mal no… peor.

Pero si esto fue como fue, nos llega un mensaje al móvil de familiares diciéndonos que el puerto de Algeciras está cerrado. A todo esto, en el barco no dicen ni mu. Así que efectivamente, al llegar a Algeciras, no podemos atracar, por lo que nos tienen unas 6 horas flotando en la bahía, medio mareados y sin ofrecernos ni una miserable botella de agua, es más, cobrándolas a 2€. Increible el trato que recibimos, y no lo digo pensando en nosotros, lo digo más por los niños que por los suelos estaban los pobres echados.

Y los del barco, seguían sin reconocer que el puerto estaba cerrado, simplemente, había que esperar a que hubiera un hueco para aparcar, como cuando vas al centro comercial de compras.

Y ya que parece que termina esta odisea, al bajar a la bodega a recoger las motos, contemplamos como han quedado algunos coches. La moto de Javi sólo (digo sólo porque era para que las dos hubieran acabado con más daños) tenía un retrovisor partido, mala suerte que era el izquierdo. Así que a dar parte con el responsable por parte del barco antes de marcharnos de allí.

Con restos del temporal nos vamos de Algeciras, pero son más de las 10 de la noche, así que ya poco podemos hacer. Lo mejor es buscar un hotel. Paramos en una gasolinera, pero la luz se había ido en la zona. La luz de Javi también se había ido, mi cadena también estaba por dar la nota. En fin, un día de esos para recordar. En el siguiente pueblo paramos y encontramos un hotel, ya a precios europeos, agggg, que «shock». Pensamos que ya en España, porqué no utilizar nuestra asistencia en viaje dada la situación. Acabamos teniendo una discusión (que días después acabo en macro-reclamación) con los de dicha asistencia, ya que si cubren una cosa, no te cubren otra, y así casi una hora para no arreglar nada. Lo que quiere decir, que tienes una asistencia que estás pagando año tras año, y cuando realmente la necesitas, pues la burocracia y demás, hacen que estés como si no tuvieras nada.

En fin, el kebap que nos cenamos y la camita, me supo a gloria. Mañana será otro día, hoy ya lo hemos dado todo.

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